Actualidad: La píldora de la hipocresía


Lo de la píldora el día después simplemente demuestra la hipocresía, el cartuchismo ilustrado y el doble estándar de nuestra sociedad chilena. Además demuestra el fracaso de todos los entes de la sociedad en cuanto al trato de algo básico en la vida como son las relaciones sexuales. Aquí entra a jugar su rol la familia, la educación, la salud, es decir primero orientación y valores, segundo formación, luego, políticas sociales y sanitarias de Estado, como en este caso es la prevención, que deben estar por sobre cualquier credo. Por más que ésta sea una sociedad ultra conservadora y católica, apostólica y romana, de la boca para afuera, la opinión de la iglesia es una más, no puede entrometerse en una política de bien social.

Me carga la alharaca e hipocresía de la derecha por segarse a una realidad latente, los adolescentes comienzas sus relaciones sexuales a los 13, 14 años, eso es así, y esto ocurre en el barrio alto y en las poblaciones, a acaso los “niños” del Golf no “tiran”. Ahora la diferencia está en que los adolescentes del barrio alto tienen para comprar preservativos y píldoras del día después, por lo tanto, se cuidan para tener sexo, o sino, por que la mayor cantidad de venta de píldoras se encuentra precisamente en Vitacura. En cambio en los estratos más bajos, no se cuidan al tener sexo, por que no tienen los medios.

El segundo punto tiene que ver con la educación sexual. Somos tan cartuchos, que existe un tabú en cuanto al cuerpo, sobre todos de los sectores conservadores, pareciera que es un pecado hablar de nuestro cuerpo, de las relaciones sexuales, si en las clases sociales altas existe poca comunicación en otro tipo de temas, por cuanto, los padres rara vez están con sus hijos que se crecen con la nana de la casa, menos van a hablar de sexo, imagínense lo que sucede en hogares más humildes donde los padres tienen poca educación, el tema no se toca por vergüenza. Es decir, otra vez, caemos en el doble estándar de la derecha, ya que cuando el gobierno de turno quiso implementar políticas de educación sexual en los colegios, saltaron como si estuviéramos frente al peor del morbo y se opusieron.

Capítulo aparte son las campañas de uso del preservativo como una forma de tener sexo seguro, la iglesia se opuso, pero no importa que en las poblaciones las adolescentes sigan quedando embarazadas y después sus hijos sean los únicos afectados de crecer en condiciones miserables, sin oportunidades y es aquí donde comienzan las verdaderas desigualdades sociales que tanto predican todos los de derecha y la iglesia católica, pero que poco aportan a políticas sociales para terminar con esta desigualdad, que comienzan precisamente al mismo momento del nacimiento de un niño.

Le pregunto a la iglesia, este tema es más valórico que la cesantía, la pobreza, la discriminación, el abuso de los empresarios con sus trabajadores, que en sí son atenuantes que llevan a estos y por supuesto a otros problemas sociales, como delinquir, alcoholismo, drogadicción, etc.

En definitiva, la derecha hipócrita, doble estándar y la iglesia chata y arcaica, no son nadie para imponer como una persona quiere vivir su sexualidad, ni oponerse a la distribución de un medio voluntario de prevención, inserto en una política de salud pública. Deberían dejar de lado su cartuchismo y aceptar una realidad, para sumarce, ayudar y contribuir a educar a padres y adolescentes sobre el tema, y de esta forma orientar sobre las responsabilidades, la parte emocional, valórica y la prevención que deben tener en cuenta los jóvenes a la hora de iniciar la vida sexual. Pero de ningún modo entablar una cruzada de castidad, ya que es una opción personal de cuando tener sexo.

marmablog@yahoo.es

Comentarios

Anónimo dijo…
la ultima escuesta señala que las relaciones sexuales comienzas a los 16 años, lo que justifica la medida del gobierno, pero, pero, una vez mas el ministerio de salud, primero toma una medida, luego duda, y por último ante las presiones se arrepiento.

Sean claros tomas una posicion firme con conviccion o de lo contrario no hagan nada.