500 años de ocupación.
Recuerdo
que cuando niño cada 12 de octubre “celebrábamos” “el Descubrimiento de
América”. Fuimos educados y, si ahora lo
pienso bien, adoctrinados, pensando que la llegada de Colón a América había
sido un momento iluminado, donde llegaría el progreso y desarrollo para un
continente que vivía en el salvajismo, que no tenía cultura, ni identidad. Nos
enseñaron que prácticamente ya no existían los pueblos originarios en nuestro
territorio. Nos educaron pensando que el extermino del pueblo Selknam en
Magallanes fue en defensa propia de los colonizadores que no les permitían desarrollar su industria
de lana, carne ovina y así generar
progreso y desarrollo para el Estado y poder poblar la Patagonia y la Tierra
del Fuego. Así, en Magallanes fuimos crecidos reconociendo personajes nefastos,
racistas y genocidas como Julio Argentino Roca; Los Braun Menéndez, José
Menéndez, José Nogueira, Waldo Seguel, que hasta el día de hoy aún llevan el
nombre en nuestras calle, como forma de gratitud por su esfuerzo pionero al
desarrollo de nuestra Región.
Toda esa historia fuertemente marcada por una mentalidad colonialista de nuestros gobernantes y según los intereses económicos y de desarrollo de estos conquistadores, construyó fuertemente un pensamiento en nuestra sociedad de discriminación hacia sus etnias, que hasta el día de hoy nuestros pueblos originarios continúan siendo víctimas de racismo e invisibilización por parte de nuestra sociedad. No por nada, la posibilidad de ser nuestro país un Estado Plurinacionalidad que reconocía las distintas naciones en la Constitución que se rechazó recientemente, fue uno de los aspectos que mayor división suscitó entre la ciudadanía.
Y así hoy, a más de 500 años, de la llegada de los colonizadores a estas tierras, es que resulte fácilmente por el Estado, la ciudadanía, normalizar la represión, ejemplificado en el pueblo mapuche, estigmatizado, sin reconocer su identidad, ni derechos. Chile sigue siendo incapaz de resolver el conflicto en la tenencia de los territorios que ancestralmente pertenecen a la nación del pueblo mapuche, y que vienen reclamando de su ocupación por parte de nuestro Estado. Por supuesto, el conflicto está, tal como antaño, porque esos territorios están ocupados por el poder económico, para el extractivismo de recursos naturales, específicamente la explotación forestal y siempre ha sido una piedra en el zapato para los gobiernos de turno, por lo que significa ese poder económico y factico en el país.
Chile sigue y seguirá en deuda sin reconocer que somos una sociedad plural y diversa e invisibilizando a sus pueblos originarios en sus justas demandas de derechos ancestrales.
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