Actualidad: Entrevista a Angel Carcavilla en La Nación Domingo

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Ángel Carcavilla y su arbitraria mirada de lo que fue el 2004
“Ojo con nuestro racismo”
El ex chico terrible de los años de “la transición hipócrita”, ahora dirige una boutique creativa para políticos necesitados de ideas. Postula a asesorar a Bachelet; fumiga a los civiles que nada sabían, como la Maldonado; disfruta viendo la cobardía de la derecha y su huida del pinochetismo.
Juan Sharpe
Nacion Domingo
En el patio de su casona ñuñoína, uno de los niños terribles de la sociedad chilena resulta ser un encantador vecino que revisa los hitos del año, mientras limpia la mesa de la terraza con las evidencias de una regada y suculenta noche anterior. “Angelito” explica que, como no tiene hijos y por tanto pocos gastos, ha decidido dedicarse unos morlacos a sí mismo y arreglarse la dentadura que la tenía abandonada. “Es como cuidar un hijo, por lo caro que sale la hueá”, dice.
-Has sido elegido por LND para pasar revista al año. Revista marcial, claro. ¿Cómo sería tu foto resumen del Chile modelo diciembre 2004?
-Me quedo con la foto de un Lagos absolutamente triunfante, completamente consolidado. Me quedo con la del puente de Loncomilla en el suelo. Fue un año de derrota para la derecha, lo que abre las esperanzas de que finalmente este país está recobrando la cordura.
-Un escenario muy distinto al de hace un año.
-Así es. Hace un año se hablaba del siguiente gobierno de derecha. Del Opus Dei en el poder. Todo lo que se nos venía era bastante negro y ahora terminamos con harta luz. Lagos se niega a la guerra, la gente atina con el voto. Me parece que está pegándose finalmente ese añorado y querido salto que se está esperando hace 15 años.
-Dices que ha sido un mal año para la derecha.
- El Informe Valech ha llegado con un Pinochet absolutamente denigrado en su imagen. Creo que sus médicos están adelantando su muerte. Toda la gente que lo rodea lo único que quiere es aumentar las dosis, no para que se sane, sino para que muera luego, lo que sería muy malo. Quiero que Pinochet viva mucho y que esté lúcido mucho tiempo, para que vea cómo su imagen se va cayendo a pedazos.
-Mal año para Daniel López.
-Exacto. Han hecho un espectáculo muy patético. Han sido muy maricones, porque al viejo deberían haberlo defendido. Él se ha comportado como un cobarde. Ha confirmado lo que siempre fue y ha perdido la dignidad de una manera impresionante. El espectáculo que nos han dado ha sido magnífico.
-Hay una frase notable de Martínez Busch, después del informe Valech: “Nos están robando la historia”. ¿Crees que ése es el sentimiento de la derecha?
-Absolutamente. Yo creo que estamos recuperando la historia. Nosotros cuando hicimos la historia del golpe en “Plan Zeta” (en el canal Rock & Pop), contábamos toda la historia como la había levantado la derecha: que Allende era un borracho, que se robaba la plata, que los militares eran todos buenos y salvadores, que el país era un desastre, que los comunistas venían a comerse a las guaguas. Cuando armamos esa historia, se querellaron contra nosotros, nos dijeron que estábamos burlándonos de la imagen de Allende. Lo único que hicimos fue un sketch de 20 años de una historia que manejó la derecha.
-La historia oficial rescribiéndose también con la versión de los perdedores.
-Ahora, también me parece súper exagerado cuando quieren hundir la Esmeralda. La culpa no la tiene la Esmeralda. Es un barco bonito.
-Sería un bonito museo.
-Pero que navegue si todavía puede navegar, que lo exorcicen, que lo limpien, que vaya Ayún y le eche incienso, que vayan las machis, que hagan todos los ritos para sacarle la maldad, pero el barco es un gran barco. Es como si La Moneda dejara de ocuparse. La Moneda también fue un lugar donde se planearon cosas siniestras, pero ahora es un lugar increíble, abierto.
-Por cierto, hace poco estuvo el emperador por La Moneda. ¿Cómo evalúas la visita de Bush?
-Me pareció notable, cuando Ricardo Lagos Weber dijo que si él no estuviera donde está, lo más probable es que protestaría contra Bush. Tiene muy buen sentido del humor, porque lo dice el hijo del Presidente. Me parece bien que la gente proteste contra un tipo cuya política es hacer la guerra. Ahora, siento que hay tantos temas por los cuales protestar acá, que movilizarse por estos íconos me parece mal. Es como cuando una de las grandes concentraciones es la del Atolón de Mururoa y aquí tenemos una depredación ecológica impresionante, y todavía no veo a la gente protestando por eso.
-Una de las batallas que viene es si da lo mismo quien gobierne. ¿Te da lo mismo tener un Presidente Opus Dei?
-Absolutamente no. Ahí se van a ver los temas que nos van a diferenciar.
Yo camino por la calle, me gusta transitar por la noche, y la gente tiene que tener la libertad de fumarse un cuete en la esquina que quiera y tomarse un copete a la hora que quiera, y todavía faltan esos espacios. Cuando uno va a un recital y todavía ve pacos, siento que no, ahí se me desordena. Ahí es donde respiro la república. Que nadie me toque la campana, porque te tienes que ir a acostar.
Año torturante
-Dentro de los hitos del año está el Informe Valech, que produjo un temblor en algunos sectores y la simulación de un temblor en otros. ¿Cómo valoras eso?
-Hay una parte importante de la derecha, que dice “oye deberían haber matado más gente, y si los torturaron, bien que los hayan torturado”. No siento que haya un estremecimiento. Todavía no llega a cómo se habla del horror de los nazis y de los campos de concentración, donde a todas vistas es algo aberrante. Sabían lo que estaba pasando, no jodan con que no sabían.
-Entre los civiles ha habido casos emblemáticos. Gente que ha hecho su mea culpa y se ha tapado la cara con las manos en televisión, como Jorge Hevia. Tampoco sabían nada Sergio Fernández ni el almirante Vergara.
-Claro, no jodan. Hevia trabajaba en Dinacos. El otro día estaba en El Termómetro y veía a Patricia Maldonado. Cada vez está más fuerte en los medios una persona que por toda su complicidad no debería estar en los medios. No era que ésta mujer sólo se dedicara a cantar, era parte de los que le bailaban la cueca a un asesino y, ahora tú la ves opinando en primera plana. Además es fea.
-¿Cuál es la gracia de esta mujer?
-¿Además de ser un monstruo? Ella emocionada con la Teletón, y yo le decía “ojalá que te emociones así cuando leas el Informe Valech”, inmediatamente salta y dice: “Estás hablando de política”. Ni siquiera: “¡Qué horror lo que pasó!”. Se impresionan con cosas como el perro que violaba, pero no creo que haya una reflexión profunda, de ella, ni de muchísima gente. Y ya cuando aparece gente como Ricardo Núñez, que dice: “Nosotros también la embarramos”, me parece que empieza a perderse el sentido. Aquí hubo claramente una política de exterminio.
-¿Qué recuerdas como lo peor del año?
-No sé, puede ser quizás todas estas cosas medio racistas que han salido el último tiempo. Esta sensación de grandeza frente a los bolivianos. Hay un tema racista que ha ido ganando, en el cual hay que detenerse. Lo mejor del año fue cuando Lagos se opuso a la guerra. Me parece un acto absolutamente notable, para mí, eso es un gran hito.
-Un racismo que ha estado encubierto.
-Antes no había inmigrantes, así es que no se manifestaba. Pero ahora va aflorando cada vez más.
-Respecto de la televisión, ¿cómo ves la tele de los opinólogos?
-Lamentable. Los opinólogos son unos payasos. Ver a alguien que es inteligente hablando de puras huevadas es patético. A mí me sorprende ver a la Cecilia Rovaretti, o a Ricarte Soto o a Julio Cesar Rodríguez, me parece un desgaste de intelecto, una pérdida de tiempo. Háblenlo como lo hablen, refiéranse como refiéranse, el que le den media hora para hablar del problema entre Kenita y no sé quién son puras huevadas.
-La televisión ha devenido en ese exhibicionismo un poco patético...
-Yo veo mucho cable y me ahorro la tele abierta. Lo que pasa no tiene nada que ver con la televisión acá, los que salen en televisión son seres extraterrestres, no tienen nada que ver con los chilenos.
-Sin embargo, hablas de ellos. Notable tú interpretación de las fotos de Kenita y el ‘Chino’ Ríos...
-¿Las del buzo? Se notaba que había tenido una tarde fuerte, vino el relajo, se fueron a buscar una película. Lo más probable es que ella haya andado sin calzones, con puro buzo.
-¿Hay algo que te parezca mediáticamente atractivo?
-¿Qué estén dando en televisión? Ahora no. Nada.
Mujeres arriba
-Hablemos de mujeres. ¿Crees que las candidatas mujeres representan un continuismo o algo ha cambiado?
-Sería notable una mujer Presidente. Los chilenos somos mucho más modernos de lo que aparecemos en los medios. Lo pasamos mejor, somos mucho más tolerantes que este disfraz que han puesto los medios de comunicación. Hace mucho rato estamos preparados para tener una mujer Presidente. En realidad, estamos preparados para todo.
-Construyes estrategias de comunicación. ¿Cómo ves el posicionamiento de Bachelet?
-A Bachelet la quieren levantar como una mujer simpática, siendo que es una persona que hace las cosas muy bien. Es la calidad de su trabajo lo importante. No la lavinicen. Tratan de practicar la estrategia del lavinismo en ella, y no tiene nada que ver. Su éxito es su calidad, su excelencia.
-¿Cómo sería una campaña de Bachelet asesorada por Carcavilla y Carcavilla?
-Teníamos un slogan: “Por su excelencia”. No queremos destacarla porque ella sea una mujer, sino por lo bien que lo hace, por su trabajo, porque los ministerios en que ha estado han sido ministerios difíciles y ha salido con éxito. Y excelencia está ligado a la Presidencia, y es una palabra sin género.
-¿Y se la has ofrecido? -Estamos en conversaciones. Acuérdate que yo fui uno de los que levantó la historia de que ella andaba con Teitelboim en la playa. Fue muy bueno, porque si a ella la asocian con Teitelboim, que es un hombre buen mozo, científico, la feminiza mucho. La Bachelet era una mujer dura. Claudio Teitelboim sería un gran primer damo. LND.
texto de La Nación Domingo, Santiago de Chile, Edición Domingo 26 de diciembre 2004
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